Juan Sasturain estuvo en Neuquén

Juan Sasturain ofreció una serie de conferencias donde, a través de su propia experiencia, demostró que los medios pueden usarse en favor de la literatura.

En el marco de una visita organizada por los Planes Provinciales de Lectura de Neuquén y Río Negro, el escritor y periodista Juan Sasturain ofreció ayer una charla con alumnos y docentes del CPEM 63, y posteriormente se trasladó hasta el auditorio de la Casa de Gobierno de esta provincia, donde abordó la relación entre “Literatura y medios”.

Autor de innumerables obras, además de editor y director de diversas publicaciones, el nombre de este escritor, sin embargo, resalta para las nuevas generaciones por su virtud de haber llevado la literatura a la televisión con programas como «Ver para leer» y «Disparos en la biblioteca», actualmente emitido por la TV Pública.

Contradiciendo ese pronóstico apocalíptico que profesaba que los nuevos medios masivos de comunicación terminarían por dilapidar el gusto por la literatura, Sasturain demostró lo contrario e incluso la posibilidad de poner a los medios al servicio de las historias.

Con tono cercano, amable y relajado, el escritor comenzó por preguntarse qué quería decir la letra Y, cuando al plantear el título de la conferencia determinaron que se sería “Literatura y medios”. ¿Qué tipo de relación es la que se quería plantear entre una y otros?.

Lejos de los academicismos, Sasturain se remitió a la propia experiencia para explicar que el gusto por la escritura o la escritura no nace necesariamente del acercamiento a los libros.

“Mi generación fue la primera marcada por lo audiovisual y los medios de comunicación. Fuimos una generación formada por el cine, la historieta y la radio, donde los soportes de la aventura no fueron los libros”, comentó y enseguida desmitificó: “Eso que dicen que antes los padres les leían a sus hijos, es mentira. A mí en mi casa no me leía nadie”.

Así, se trasladó hasta su infancia donde historias como «Tarzán» o la versión local del «Llanero Solitario», denominada “Poncho Negro, existían sólo a través de la radio.

Habló de las historietas de Disney, y cómo el personaje «El tío Patilludo» -posteriormente conocido como Tío Rico- fue la puerta de entrada a un sinfín de aventuras que continuó con el descubrimiento de las historietas de género.

“Esas cosas fueron las que nos enfermaron la cabeza”, contó entre risas, y acto seguido recordó que el primer contacto con la literatura más formal lo tuvo a través de una revista donde publicaban novelas abreviadas y cuentos policiales, o cuando un profesor les llevó un poema de Jorge Luis Borges que había extraído del diario «La Nación». Esto daba a entender que lo medios no necesariamente son restrictivos, sino al contrario, pueden servir como impulso para introducirse en el vasto universo de la literatura: lo fundamental es el momento del descubrimiento.

“Es increíble el momento en que alguien te muestra algo que desconocías”, dijo y destacó que el acto de la lectura debe traspasarse entre los sujetos, por contagio: “Este enganche tiene que ver con atraer a alguien a partir de lo que a nosotros nos despertó placer. Tiene que ver con la salud fundamental de la práctica del placer, por eso el gusto es lo único que se puede transmitir”.

 

FUENTE: diario La Mañana de Neuquén

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