La Conrado: Pionera del teatro independiente neuquino

Por MARÍA PÍA MENDIBERRI pmendi@rionegro.com.ar

La Conrado tiene historia y mucha. Lo que hoy es el centro cultural de Yrigoyen 183 fue fundado hace 85 años por vecinos del Neuquén de ese entonces.

La finalidad con la que nació y que lo marcó a fuego fue la de atender las necesidades materiales y formativas de los más pequeños.

En 1927, al momento de su fundación, el lugar se llamaba Conrado Villegas y era un sala donde se contenía a los niños y donde acudían a tomar la copa de leche. Además, en aquel edificio donado por el doctor Castro Rendón funcionaba una salita de primeros auxilios.

Más tarde, cuando promediaba la década de 1940, la compañía de teatro independiente Amancay comenzó a ensayar sus primeras obras y, así el lugar fue tomando color de teatro.

Ya para 1954 los miembros del elenco teatral, con el apoyo de la cooperadora que manejaba el lugar, terminaron la construcción de lo que fue la primera sala teatral independiente de la ciudad. A partir de allí se sucedieron gran cantidad de representaciones teatrales, a la vez que funcionó el primer cine club de la provincia de Neuquén.

Con las bases ya asentadas, la institución comenzó a aglutinar a las personas interesadas en desarrollar actividades vinculadas al quehacer cultural y a la asistencia a la niñez.

La historia siguió su curso y ya hace más de cinco años que lo que era una sala de teatro se transformó en un centro cultural. «El centro cultural como tal, como centro cultural, más o menos está conformado desde hace 7 u 8 años cuando se da una reestructuración», cuenta la presidenta saliente de la asociación civil que comanda el centro cultural, Susana «Chana» Fernández.

Al mismo tiempo «Chana» comentó que en la historia del lugar «ha habido saltos cualitativos importantes» como por ejemplo el hecho de haberlo transformado en centro cultural y el hecho de que «se haya dejado de llamar Conrado Villegas y se haya pasado a llamar La Conrado», subrayó la artista.

Asimismo explicó que el actual nombre del espacio se pensó «tomando el nombre con el que todo el mundo la llamaba y sacando o corriéndonos claramente del nombre de uno de los tantos genocidas de la campaña del desierto».

«La Conrado es un espacio único en cuanto a que no hay una actividad que determine la característica del lugar y donde no hay una sola voz o una sola mirada sino que es la visión mancomunada de todas las asociaciones de artistas, lo cual resulta bastante complejo, pero en esa diversidad, creemos nosotros que, está la riqueza del espacio y creemos que eso es lo que se debe conservar», resumió «Chana» respecto del centro cultural.

Ninguna corriente de arte queda fuera de La Conrado. Allí confluyen plásticos, teatristas, músicos, poetas, realizadores visuales y mucho más. «Hoy en día La Conrado es como una usina de producción, porque hay muchísima gente produciendo acá», sentenció la, ahora, ex presidenta de la asociación.

El centro cultural cuenta con tres salas a las que se le suma el espacio de arte donde funciona la Asociación Neuquina de Artistas Plásticos (ANAP), «El triángulo» (Diagonal Alvear 164) que también puede ser utilizado, como espacio alternativo, para otro tipo de eventos. «Nosotros siempre tuvimos presente que todo tenía que estar disponible para todos. Nada es del ámbito sólo del teatro o sólo de la plástica, eso es lo fantástico de este espacio», señaló «Chana».

La sala I «Alicia Pifarré» tiene una capacidad para 78 personas y está dotada de butacas fijas. En tanto la sala II que no tiene butacas fijas y su capacidad es de 120 personas y, la restante (actualmente en refacción) posee capacidad para 35 espectadores.

La Conrado no sólo es esa usina de producción artística, propiamente dicha, sino que también, como señaló, Fernández es «un lugar de discusión política importante. Acá se reúne la mesa de trabajo de los artistas independientes donde hay representantes de las distintas áreas, del teatro, de la plástica, de la música que se juntan una vez por semana para charlar de políticas culturales».

Por otro lado, tal como señaló la ex presidenta de la asociación que lleva las riendas del lugar «La Conrado siempre fue un espacio que apoyó las iniciativas que tienen que ver con la minorías y también se ha dado cabida a instituciones que son de ayuda para distintos sectores o distintas asociaciones benéficas».

«Un poco el sentido del centro cultural es que no reproduzca la cultura comercial, sino todo lo contrario, que lo que se difunda acá sea aquello que no tiene espacio y no tiene cabida en otros lugares, tanto del punto de vista ideológico como económico», explicó «Chana».

«Creemos que el lugar se le debe a la gente. La Conrado es de la comunidad, eso lo tenemos presente desde su fundación, la historia misma nos los dice», sintetizó la artista.

 

FUENTE: diario Río Negro

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