En 1973, las naciones árabes de Oriente Próximo lanzaron una ofensiva por sorpresa contra Israel que casi acaba con el joven estado en el día más sagrado del calendario judío.
Un soldado israelí reza ante un tanque T-54 egipcio capturado en la península del Sinaí. Wikimedia Commons
Este fin de semana el grupo militante palestino Hamás ha lanzado un ataque por sorpresa contra Israel que se ha cobrado numerosas víctimas. La reactivación de esta larga guerra en la Franja de Gaza coincide con el 50 aniversario de la contienda que enfrentó a israelíes con sus vecinos árabes.
El origen de la guerra de 1973 hay que buscarlo en la conquista de Oriente Próximo por los británicos en la Primera Guerra Mundial. En cuanto echaron a los turcos del área, se empezó a gestar un Estado judío a quien se concedió independencia en 1948. Ello provocó la llegada masiva de inmigrantes judíos de todo el mundo, que chocaron con la población árabe autóctona en un cruento conflicto que todavía perdura hoy.
LA GUERRA DE LOS SEIS DÍAS
Aunque contaba con el apoyo de los Estados Unidos, Israel se encontraba rodeado por países hostiles como Egipto, Siria, Jordania y Líbano, los cuales lanzaron una invasión en 1967 para conquistar el país. Sin embargo, en solo seis días los israelíes consiguieron rechazar todas las ofensivas gracias a su moderno arsenal americano, e incluso se apoderaron de la península del Sinaí, el banco oriental del río Jordán y los altos del Golán.
Por supuesto esto no hizo sino recrudecer todavía más el conflicto, y pese a que habían sido derrotados, Egipto y Siria buscaron la revancha al cabo de seis años, cuando formaron una nueva coalición árabe para recuperar el terreno perdido. El día elegido era el 6 de octubre de 1973, fiesta del Yom Kipur en la que los judíos se dedicaban a la oración, el descanso y el ayuno.
Sherman M4 israelí. Tanto Israel como los países árabes contaron durante el conflicto con tanques de la Segunda Guerra Mundial, comprados a bajo precio a Estados Unidos y Rusia. Wikimedia Commons
Dado que en esas fechas los musulmanes también celebraban el Ramadán, Israel no esperaba ningún ataque, pero los imanes dieron permiso para saltarse la fiesta con el argumento de que se trataba de una guerra santa en defensa del islam. Afortunadamente para los israelíes el Mosad, el servicio de inteligencia israelí, recibió el chivatazo de uno de sus espías, el ministro de exteriores egipcio Ashaf Marwan, pocas horas antes que empezara el ataque, por lo que movilizaron a sus reservistas a toda prisa, pusieron a la fuerza aérea sobre alerta y desplazaron a sus divisiones de tanques hacia las fronteras.
LA OFENSIVA ÁRABE
El ataque empezó en el sur con una masiva incursión de los bombarderos egipcios contra las bases aéreas enemigas, seguido por una barrera de artillería que arrasó las posiciones israelíes en el canal de Suez. Con el enemigo paralizado por el bombardeo, 4.000 egipcios se lanzaron al ataque con lanchas de goma: había empezado la guerra del Yom Kipur.
Israel contraatacó inmediatamente con sus tanques de segunda línea, pero estos fueron víctimas de los misiles antitanque soviéticos Sagger, que los rusos habían distribuido como parte de su lucha global contra los aliados de Estados Unidos. Con la orilla asegurada, los egipcios empezaron a trasladar a sus carros blindados con balsas y pontones, maniobra esencial para defender el terreno conquistado de nuevos contraataques.
Un soldado egipcio posa frente a uno de los pontones construidos sobre el canal de Suez. Cordon Press
Mientras tanto, en el norte, los sirios habían lanzado su propia ofensiva contra los altos del Golán, pero allí se encontraron con dos divisiones acorazadas israelíes que abortaron su ataque. Israel respondió con una serie de ataque aéreos contra Siria que llegaron a alcanzar la propia Damasco, seguidos el 11 de octubre por la invasión del país árabe en un atrevido ataque dirigido hacia la capital. La pérdida de efectivos y territorio fue un duro golpe para los sirios, quienes además veían cómo los egipcios les dejaban en la estacada sin moverse un palmo del canal para acudir en su ayuda.
LOS FRENTES SE ESTABILIZAN
Con Siria prácticamente fuera de la guerra, el ejército israelí se concentró en el sur, donde las posiciones egipcias se habían reforzado con 400 tanques de factura soviética desplegados a lo largo del canal de Suez. Envalentonado por su éxito, el presidente egipcio Anwar Sadat decidió continuar con la ofensiva para quitar presión de sus aliados sirios, en vez de defender el terreno conquistado como le aconsejaban sus generales.
La artillería israelí abre fuego contra los sirios durante la ofensiva de Damasco. Wikimedia Commons
Alertados de la renovación de la ofensiva por el Mosad y un avión espía americano, los israelíes habían dispuesto a sus tanques tras las colinas que dominaban el terreno, dejando solo al descubierto las torretas como ya habían hecho en la Guerra de los Seis Días. Así, cuando al fin llegaron los carros egipcios, estos fueron destruidos uno por uno en las llanuras por un enemigo casi invisible, al que era difícil acertar por su bajo perfil.
Para el 14 de octubre, la ofensiva egipcia había terminado en una masacre en la que se perdieron 250 tanques, una operación además inútil dado que los sirios habían contenido el avance israelí gracias a la llegada de sus aliados iraquíes. A ellos pronto se les unieron fuerzas expedicionarias de Jordania, Arabia Saudí, Líbano y Kuwait, que contribuyeron a detener la ofensiva a 40 kilómetros de Damasco.
LA LUCHA POR EL CANAL
Frenados en el norte y con los egipcios desechos, la mejor opción para Israel era contraatacar en el canal, y al mando del futuro primer ministro Ariel Sharon atacaron por un hueco en las líneas egipcias del canal en el Lago Amargo. El 15 empezó la operación, precedida por un batallón de paracaidistas que cruzaron el lago en botes, asegurando una cabeza de puente para las balsas que transportaban los tanques.
Un tanque judío en el desierto del Sinaí. Wikimedia Commons
Con 20 tanques en la retaguardia egipcia, Sharon inició la segunda fase de su contraofensiva al día siguiente, mientras un desprevenido Sadat celebraba en las calles de El Cairo la victoria en Siria. El objetivo eran las baterías de misiles tierra-aire desplegadas tras las líneas egipcias, cuya destrucción permitiría a la fuerza aérea israelí hacerse con el cielo.
Los egipcios respondieron a la pérdida de sus defensas antiaéreas con su propio asalto, dirigido a cortar el estrecho corredor por el que Sharon recibía sus refuerzos y suministros mediante un ataque de pinza desde norte y sur. El 17, los egipcios se lanzaron contra las posiciones israelíes en el lago, pero cayeron en un fuego cruzado por parte de tanques emboscados, y fueron aniquilados de nuevo perdiendo al 90% de sus carros.
Un tanque Centurion modificado cruza el canal el 15 de octubre como parte de la ofensiva israelí en territorio egipcio. Wikimedia Commons
Gracias a esta sangría, los israelíes pudieron al fin tender un puente flotante al otro lado del canal, por el que empezaron a cruzar sus divisiones acorazadas sin oposición, y el 18, la fuerza aérea se unió al combate castigando impunemente a los egipcios en tierra. Pese a que se corría el peligro de perder a todas las tropas en el lado derecho del canal, Sadat se negó tozudamente a evacuarlo, dejando a la mayor parte de su ejército en la orilla equivocada mientras los israelíes cortaban las carreteras y destruían las bases aéreas.
Para el 24, los tanques israelíes ya habían tomado Suez rodeando completamente al ejército egipcio, y habían llegado a 100 kilómetros de El Cairo. Era evidente que la guerra ya se había decidido, y el secretario de Estado americano Henry Kissinger negoció un alto el fuego definitivo entre las partes. En las conversaciones de paz que siguieron, Israel renunció a gran parte del terreno conquistado desde 1967, devolviendo la península del Sinaí a Egipto en 1982 y replegándose de Siria manteniendo el control del Golán.
Kissinger (derecha) y Sadat (izquierda) durante las negociaciones para el alto el fuego que pondría fin a la guerra. Wikimedia Commons
Gracias a estas devoluciones Israel logró al fin aplacar a su vecinos, de manera que no se ha producido una guerra entre ellos desde 1985, limitándose el conflicto a una lucha constante contra grupos islamistas como Hamás y Hizbulá.
Fuente: Historia