Ra Paulette comenzó a excavar una pequeña capilla que ha acabado convirtiéndose en una espectacular caverna de más de 8.400 metros cuadrados.
En 2005, una campaña publicitaria catapultó a la fama a Justo Gallego, un antiguo monje que había decidido levantar una catedral en el municipio madrileño de Mejorada del Campo. Aunque casi una década después, el futuro de este templo, construido con todo tipo de materiales de desecho y sin seguir ninguna clase de proyecto técnico, es más incierto que nunca, su historia continúa haciendo honor al eslogan de aquel anuncio: «El ser humano es imprevisible».