La mejor colección de humor gráfico sobre pintores

Se cree que el taller para el pintor es una catedral; el lugar sagrado donde se realiza un acto de creación; el lugar en donde se transmuta materia inerte en obra de arte. Esta es la imagen que se tiene y no está mal que así sea. Pero el taller no es más ni menos que el laboratorio para el científico, el aula para el maestro o la biblioteca para el estudioso.

Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas

¿Es lo mismo? Bueno, más o menos. El taller del pintor es un lugar privado donde entra sólo el artista. Está, por lo general, muy desordenado y es -si no imposible- muy difícil de limpiar. Se parece a un claustro pagano en donde el sacerdote es el artista y no hay más interlocutores.

¿Es así? No siempre. Algunas veces tocan a la puerta y entra la modelo. Y es ahí donde ocurre la magia y se instala con fuerza la leyenda popular. La mujer se desnuda sólo en tres oportunidades: para bañarse, para hacer el amor y para el artista.

Lo que sucede, entonces, lo dejaremos para otra publicación. En esta oportunidad queremos desmitificar el tema y para ello hemos elegido algunos chistes que nos dan la oportunidad de comprobar de que en el taller del pintor (y otros espacios similares), además de magia, también puede haber humor.

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