Los astrónomos trabajaron con las regiones de calor bajo las gigantes nubes de gas del planeta. Además, develaron una duda que muchos mantenían.
Se construyó este nítido mosaico de imágenes de Júpiter en infrarrojo (Observatorio Gemini).
Un programa de observación de Júpiter que se desarrolló durante tres años resultó en la creación de las imágenes más detalladas de la atmósfera del gigante gaseoso jamás logradas, informa en un comunicado de la NASA.
Las visualizaciones son producto de la colaboración de tres aparatos: el telescopio espacial Hubble; el observatorio internacional Gemini, ubicado en Hawái, Estados Unidos; y la nave espacial Juno, que orbita alrededor de Júpiter.
Según pudieron informar luego, los aparatos, respectivamente, captaron el planeta en ultravioleta, infrarrojo y radioondas.
Pero además, el Hubble proporcionó fotografías ópticas en el espectro visible, según refleja el portal RT.
Las tormentas que se pueden ver en las imágenes obtenidas son realmente impresionantes. Y está claro que no sólo llaman poderosamente la atención de los científicos sino de toda persona con interés en este tipo de fenómenos.
Así de ven las tormentas en Júpiter, de acuerdo a la investigación (NASA, ESA, M.H. Wong, A. James y M.W. Carruthers, y S. Brown).
Uno de los aportes de la investigación que también informa el comunicado de la NASA es que su altura puede alcanzar los 64 kilómetros, algo así como cinco veces más que en la Tierra.
Por otra parte, los rayos registrados en el gigante gaseoso son tres veces más fuertes que los más potentes jamás detectados en nuestro planeta.
Los diferentes tipos de nubes en Júpiter (NASA, ESA, M.H. Wong, A. James y M.W. Carruthers, y S. Brown).
Al mismo tiempo, los astrónomos lograron determinar que bajo los nubarrones de las capas altas de la atmósfera de Júpiter se esconden nubes de agua.
Aunque reconocen que se ven sólo ocasionalmente, la cantidad de líquido presente puede ser estimada en función de los rayos, cuya aparición está vinculada al agua, según opinan los científicos.
Asimismo, las observaciones realizadas en conjunto permitieron explicar las misteriosas zonas oscuras en la famosa Gran Mancha Roja del planeta.
La gran mancha roja de Júpiter, a través de varios espectros (NASA, ESA, M.H. Wong y equipo).
Se trata de unos elementos efímeros captados por misiones anteriores a la de Juno, y cuya naturaleza llevaba tiempo confundiendo a los científicos. Estos mantenían teorías en base a sus estudios, pero ninguna que brindara una certeza absoluta.
Hasta el momento, se suponía que se trataba de emisiones de alguna sustancia roja en las nubes altas o «ventanas» hacia las capas interiores coloradas del planeta gigante que no está compuesto mayoritariamente de roca u otra materia sólida sino de fluidos.
Sin embargo, ahora los astrónomos han descubierto que las manchas pequeñas se ven sólo en infrarrojo, de manera que estiman que se trata de brechas en las nubes altas.
El calor de las capas interiores se escapa a través de esas fisuras en forma de emisiones infrarrojas, y por lo tanto son altamente visibles para el observatorio Gemini, aseguran los científicos y explican en el artículo.
«Es como una especie de farol de Halloween«, comenta Michael Wong, uno de los miembros del UCB Astronomy, quien encabezó el proyecto cuyos resultados vieron la luz en la revista The Astrophysical Journal.
Y destaca para cerrar: «Se ve una luz infrarroja brillante proveniente de áreas libres de nubes, pero, allí donde hay nubes, se ve muy oscuro en el infrarrojo».
Fuente: Clarín