FUENTE: BBC Mundo
Llevaban varios días observando a Gliese 436, una estrella en la constelación de Leo que tiene dos exoplanetas, y dedicaron apenas 10 minutos a otras seis estrellas de menor interés astronómico.
Por eso demoraron dos semanas en darse cuenta que habían registrado «misteriosas señales» en una de ellas, la enana roja llamada Ross 128.
«En Ross 128 encontramos una señal que, por su forma y frecuencia, no podíamos clasificar como algo astronómico o terrestre», explicó Abel Méndez, director del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria (PHL, por su sigla en inglés) de la Universidad de Puerto Rico en la localidad de Arecibo, a BBC Mundo.
Según el astrobiólogo planetario, «es bien común detectar señales que al principio parecen extrañas, pero inmediatamente uno las logra distinguir».
Lo raro, agregó, es que después de analizar las ondas de radio, ni los investigadores del laboratorio ni los del Observatorio de Arecibo consiguieron descifrar su origen.
Tal es así que tuvieron que pedir ayuda al Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre de Estados Unidos (SETI, por su siglas en inglés).
Tres hipótesis principales
Ubicada a apenas 11 años luz de la Tierra, Ross 128 es una pequeña estrella de la constelación de Virgo a la cual aún no se le conoce un planeta.
Las «señales extrañas» registradas en mayo «consistían en pulsos de banda ancha, no polarizados», que «se repetían casi periódicamente y parecían ser producidos por una fuente lejana», informó el PHL en un comunicado.
En base a esa información, los investigadores destacaron tres posibles explicaciones: que las ondas se originaron en erupciones solares como las que se observan en el Sol, que fueron emitidas por otro objeto en el campo de visión de Ross 128 o que se trataba de ráfagas de radiación provenientes de un satélite alto.
Pero ninguna de estas teorías logra explicar por completo el comportamiento de esta onda.
Por si esto fuera poco, «las señales observadas son muy débiles para que otros radiotelescopios en el mundo las capten».
«El único instrumento con capacidades similares, el FAST Chino, está apenas en fase de calibración», afirmó el PHL.
Es entonces que aparece la teoría del mensaje de una civilización extraterrestre.
¿Señal extraterrestre?
Méndez reconoció que la hipótesis de una comunicación alienígena «no está descartada», pero que es la última opción dentro de una (larga) lista de posibles explicaciones.
Incluso Seth Shostak, astrónomo jefe del SETI, dijo a BBC Mundo que esta teoría es poco probable y que posiblemente el equipo puertorriqueño haya captado una simple radio interferencia local.
En Ross 128 encontramos una señal que, por su forma y frecuencia, no podíamos clasificar como algo astronómico o terrestre»
En 1998, por ejemplo, un equipo de investigadores australianos detectaron unas señales extrañas que durante 17 años intrigaron a la comunidad astronómica. Incluso le pusieron un nombre: perytones.
Hace 2 años finalmente se develó el misterio de los perytones.
El origen estaba en las ondas emitidas por los empleados impacientes del Observatorio Parkes, que calentaban su comida en los microondas de la institución y abrían la puerta antes de que sonara el pitido.
De todos modos, Shostak reconoció: «No vas a dejar de investigar a un posible extraterrestre porque pienses que es una interferencia».
El PHL había descartado la teoría del origen terrestre de la señal porque no percibieron dicha interferencia al observar las otras cinco estrellas que estudiaron el día en que Ross 128 dejó de ser de interés menor.
En las próximas horas, SETI enviará su reporte a Puerto Rico, información que Méndez y su equipo procesarán junto con los datos que recabaron este domingo en una segunda instancia de observación dedicada a Ross 128.
Por lo pronto, Méndez afirmó: «Ya tengo la piña colada pronta para celebrar si las señales resultan ser de naturaleza astronómica».