Los recuerdos de Mariela Tisberger

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Se presentó ayer (26 de julio) en la Sala Arte Emilio Saraco Mariela Tisberger. La artista es Licenciada en Artes Plásticas y su tránsito en el arte comienza a los 5 años, casi como un juego más, en Choele Choel donde nació.

Con diferentes idiomas pero en la misma búsqueda se vinculó desde muy temprana edad a diferentes lenguajes artísticos como la plástica, danza, música, literatura y el teatro. La formación académica la recibió en la Universidad Nacional de La Plata, escuelas y talleres particulares. Su trabajo de años consistió en integrar dichos lenguajes en docencia y muestras personales, intentando llevar esta manera de sentir a diversas geografías. Ultimamente la obra pictórica y escultórica ha logrado mayor porte, incorporado además la herramienta multimedia.

Presentación del curador de la muestra Daniel Fischer

«La artista reflexiona que “el intento, hoy es que la impronta abstracta materialice en obra de arte el fluir espiritual que me inspira”.

Cinco generaciones de mujeres se reúnen a partir de Mariela Tisberger, la menor. Heredera de una cultura libanesa. Recuerdan, rescatan y trasmiten oralmente sus tradiciones en forma de relatos y danzas.

La puesta desgrana y amasa de forma alquímica la historia de su familia, que a la vez podría ser de las muchas familias inmigrantes que poblaron la Patagonia Argentina.

Mientras se desanda la historia, el recuerdo borroso de pequeñas anécdotas, presenta difusas anomalías, errores sutiles que se discuten como en cualquier familia para ir concertando un núcleo histórico capaz de instalar de manera imprecisa en los otros, los acontecimientos de la construcción social y familiar.

La fraternidad, la complicidad, la capacidad del arte y la vida para trasmitir esta memoria experiencial hacen perpetuar la influencia del pasado en el presente. Los discursos propician una sana construcción de identidad personal y colectiva, provocando una perspectiva afectiva, una flecha que se adentra en los recuerdos del artista relacionados con su vida en distintos momentos históricos.

El trabajo de Marianela como artista, está puesto al servicio de rescatar, de esas historias, posibles exégesis, partiendo de la base de que la mente, el alma y el cuerpo de una persona, en este caso el de las mujeres, parecen liberarse constantemente mediante interpretaciones de esas luchas tormentosas entre lo diario y lo ordinario.

Se necesita entonces al parecer una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de otorgar cariño para que cuando se abra una puerta que culturalmente muchas veces está cerrada, a veces olvidada, para hacerse grande se devenga y se constituya sujeto, en tanto esta mujer, cualquier mujer puede poner su voz, entre todas las voces y ubicar su pasado en el presente, mediante la reconstrucción simbólica de sus vínculos familiares, de sus numerosos y complejos lazos de amor».

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