Mafalda cumple 50 años

Mafalda-hoy-ayer_CLAIMA20140927_0011_4Mafalda a los 50, hoy como ayer

Por EZEQUIEL MARTINEZ

El mundo según Mafalda. Parte de la muestra homenaje en la Usina del Arte.

En la doble bisagra del cambio de siglo y de milenio, cuando en todo el mundo las producciones periodísticas se esmeraban por establecer el canon de las personalidades que habían torcido –para bien o para mal– la historia de la humanidad, yo estaba embarcado en una serie bastante más modesta pero que requería de cierto rigor diplomático: definir a los diez argentinos y a las diez argentinas más relevantes del siglo XX. Había nombres incuestionables, claro, pero en una de esas reuniones de suma y descarte se me ocurrió una idea descabellada de la que sin embargo estaba absolutamente convencido: una de las diez argentinas del siglo XX debía ser Mafalda. ¿Un personaje de historieta por encima de otros cientos de mujeres que sin duda tenían méritos suficientes para integrar la lista? Sí; después de todo, el personaje creado por Quino es más humano que muchos seres humanos. Ya lo había dicho antes Umberto Eco: “No será imprudente tratar a Mafalda con el respeto que merece un personaje real”, escribió.

Su partida de nacimiento señala que nació hace exactamente medio siglo, el 29 de septiembre de 1964, en el semanario Primera Plana, y que el 25 de junio de 1973, desde las páginas de la revista Siete Días, se despidió para siempre de sus lectores. Mentira: nunca se fue; creció sin envejecer. Hija de una típica familia de la clase media argentina, Mafalda logró representar el inconformismo de una época, pero con fe en su generación. Reflexiva, contestataria, inquisitiva, sus odios más nítidos abarcan la injusticia, la guerra, las armas nucleares, el racismo y, por supuesto, la sopa. Entre sus pasiones figuran los Beatles, la paz, los derechos humanos y la democracia. Su creador, Quino, logró poner en evidencia lo que estaba allí, latente, a través de unos trazos poderosos: el barrio y el mundo resumidos en un puñado de cuadritos.

Las razones por las que este personaje de historieta se transformó en un fenómeno cultural a escala global son analizadas por la historiadora Isabella Cosse en Mafalda: historia social y política , un minucioso ensayo que acaba de publicar el FCE. Mientras tanto, en la Usina del Arte se inauguró la exposición El mundo según Mafalda , y en la Biblioteca Nacional, Mafalda en su sopa . Estos homenajes en paralelo por sus 50 años tienen que ver con otras bisagras oficialistas y opositoras, que Mafalda habría sabido exponer con una lucidez contundente. Porque como dijo alguna vez Julio Cortázar: “No importa lo que yo piense de Mafalda. Lo que importa es lo que Mafalda piense de mí”.

 

FUENTE: Revista Ñ

Dejar un comentario

Enviar Comentario

Por favor, completar. *