Con libros y exposiciones recordarán al autor de Rayuela, nacido en 1914.
Por Roberto Careaga C.
“Soy un porteño perfecto”, decía Julio Cortázar en 1983, en su última visita a Argentina. “No puedo escribir de otra cosa”, agregaba, como si se tratara de una fatalidad. Nacido en Bélgica y muerto en Francia, el autor de Todos los fuegos el fuego vivió poco menos de una cuarta parte de su vida en Buenos Aires, pero el aroma de sus calles lo marcó para siempre y se coló en todos sus libros, incluso en los que supuestamente tratan sobre París, como Rayuela. “Fue más importante en su obra y en su lenguaje que cualquier otra cosa”, dice el escritor Diego Tomasi, que investigó cada paso de Cortázar por la ciudad.