El artista plástico César Giaginto está exponiendo en el hall del MNBA, de Neuquén, una serie de obras (fotografías) con un tema recurrente en la historia argentina: las pasiones.
Según la presentación que realiza Oscar Smoljan -director del MNBA- “treinta imágenes monocromas, enfrentadas de a pares sobre un friso, nos ofrecen todo un catálogo de las antinomias argentinas, algunas de las cuales has desembocado en guerras intestinas, tragedias nacionales y otros desastres, mientras que otras, que aquí se exponen, forman parte de nuestro más pintoresco folclore social”
“Unitarios-Federales, peronistas-radicales, tecnología descartable-tecnología reparable se entremezclan con otras menos formales aunque no menos trascendentes para el imaginario popular como son River-Boca, Ford-Chevrolet, Fangio-Galvez o Borges-Sábato.»
“Una pasión -explica por su parte el autor- genera en otra personas su opuesto, dando lugar a discusiones, desencuentros o enfrentamientos y otras veces -también- situaciones de amor, humor e ironía. Desde siempre los argentinos hemos vivido y padecido distintas pasiones, por ello no ha sido fácil seleccionar algunas para la presente Instalación”.
Habría que agregar -a modo de conclusión- que la mayoría de las veces esas pasiones nos enfrentan, nos dividen como país y nos han estancado como sociedad.
Las pasiones sirven para el artista cuando crea, para el deportista cuando compite, pero las pasiones en la política atentan contra lo básico de todo sistema de gobernabilidad: el acuerdo.
Una nación se supera cuando “esas pasiones inútiles” se encausan hacia un objetivo común que permite el desarrollo equitativo de los pueblos.