Calabazas, disfraces, chicos pidiendo dulces… Suma de mitos y tradiciones anglosajonas, te contamos el origen de una celebración que cada año pisa más fuerte y que, en versión local, sigue ganando adeptos y deja a la vista cuánto nos fascinan las costumbres importadas. Para entenderla y, por qué no, aprovecharla con optimismo.
La conocimos por las películas. Hasta hace pocos años, sólo la pantalla grande nos mostraba calabazas, cenas en familia y chicos disfrazados pidiendo golosinas casa por casa. De a poco, y no sin cuestionamientos y críticas, Halloween (en su versión “Noche de brujas”) se fue incorporando a nuestras costumbres. Fiesta pagana por excelencia, ¿sabemos qué representa? ¿Tiene algún sentido para nosotros o es, simplemente, una burda copia que sirve como excusa ideal para agregar una fiesta a nuestro calendario?
El 31 de octubre es Halloween (“All Hallow’s Eve” en inglés antiguo), algo que significa, literalmente, “Víspera de Todos los Santos”. Según una antigua creencia celta, en esta época, se estrecha la línea que une el mundo físico y visible con el mundo espiritual: la delgada frontera que separa lo natural de lo sobrenatural se hace casi transparente y permite una mayor percepción de los espirituales. Y esta misma leyenda anglosajona es la que sostiene que en este momento es más fácil que nunca ver brujas y fantasmas.
A las doce, calabaza
La calabaza es, tal vez, el símbolo más característico de Halloween. Y se lo debemos a un tal Jack O’Lantern. Pero, ¿qué se sabe de este buen hombre? Dice la historia que fue un irlandés tan, pero tan malo, que cuando murió no consiguió lugar ni en el cielo ni en el infierno y su alma fue condenada a vagar por el mundo tratando de buscar un espacio. El zapallo iluminado, representando la cara de Jack, sigue buscando su destino cada noche del 31 de octubre…
“¿Trick or Treat?”: de la broma al regalo
La imagen es conocida. Los chicos disfrazados golpean las puertas del vecindario pidiendo dulces. Esta tradición se originó en la persecución de los protestantes contra los católicos que tuvo lugar en Inglaterra entre los siglos XVI y XVIII. En aquellos tiempos, el celebrar misa era considerado una verdadera ofensa y muchos sacerdotes resultaron martirizados. En este contexto, fue famoso el “Gunpowder Plot”: el intento de algunos católicos de asesinar al rey utilizando pólvora. Pero el plan fue descubierto y el responsable, ahorcado. Este incidente rápidamente se convirtió en una gran fiesta en la Inglaterra de aquellos años en la que grupos de protestantes recordaban la fecha ocultos detrás de máscaras y reclamándole comida a sus vecinos católicos. Esto se trasladó a las colonias y pasó a formar parte de cada Noche de brujas en la que los más pequeños –al pedido de “¿Broma o regalo?”- pasean por el barrio reclamando sus golosinas.
El signo de las brujas
Las celebraciones populares coinciden, muchas veces, con el simbolismo del signo astrológico del momento en que se festejan. “El 31 de octubre corresponde a la época de Escorpio y las personas que nacen en tiempos de Escorpio tienen mucha capacidad para captar lo oscuro y lo no dicho”, explica la astróloga y tarotista Beatriz Leveratto. Y suma detalles: “Es un signo fuerte y apegado en sus sentimientos; todos los nacidos en tiempos de signos ‘fijos’ (Escorpio, Tauro, Leo y Acuario) han nacido en momentos en que una estación se instala o se ‘fija’ en nuestro planeta, dando personalidades muy determinadas y comprometidas con sus deseos”.
Escorpio es un signo fijo de agua, lo que indica que será un tiempo para fijar y conectarse con la propia sensibilidad, un período de gran capacidad de compromiso emocional. “Halloween representa una etapa para permitirnos reconocer nuestro alto nivel de intensidad, de hacernos cargo de lo que durante el resto del año intentábamos evitar, de ver nuestros propios fantasmas. Sería interesante ritualizar Halloween como un momento para encontrarnos con nuestros temores, de conectar con aquellos temas que significamos peligrosos y que la conciencia niega o prefiere mantener ocultos”, aconseja la astróloga.
Más allá de la excusa para festejar, de las calabazas o de los fines comerciales que pueda tener esta fecha, lo importante sería atravesar este momento tratando de resignificar lo que nos pasó para poder superar lo que nos duele o atemoriza, reconocerlo, hacernos cargo y encarar lo que queda del año con optimismo.
FUENTE: diario Clarín