Nació en Chile pero desarrolló su carrera en la Argentina. Con 175.000 dólares de recompensa, es una de las distinciones más importantes en idioma español. La novela se titula “El tercer paraíso”.
Dormía plácidamente Cristian Alarcón cuando a las seis de la mañana le sonó el teléfono. No es que este cronista, referente de la no ficción, se haya acostado la noche anterior pensando en que podía alzarse con el Premio Alfaguara de Novela, que cumple este año 25 ediciones, pero al menos lo habrá recordado.
Contará más tarde que estaba soñando con dos de sus mejores amigas –una de ellas a punto de ser mamá–, cuando se despertó con este llamado de Madrid, que le anunciaba que era el flamante ganador del galardón por su novela El tercer paraíso, que presentó el año pasado, entre otros 898 manuscritos que también competían por quedarse con los 175 mil dólares, la escultura del artista Martín Chirino y la publicación simultánea de la obra en todos los países hispanohablantes el próximo 24 de marzo. «No dejo de ser el cronista que soy», dijo Alarcón vía Zoom durante la premiación.
Cristian Alarcón, en comunicación vía Zoom. Captura de pantalla
Él se enteró a las seis de la mañana, pero en Argentina la noticia recién se supo pasadas las 12.30, cuando el vasco Fernando Aramburu, autor de Patria y presidente del jurado que votó al ganador, anunció desde el Casino de Madrid que “por unanimidad”, la novela El tercer paraíso, escrita bajo el seudónimo Daniel Vitulich, y cuya historia transcurre entre la Argentina y Chile, había sido la elegida para quedarse con el Premio. «Nos costó poco llegar al veredicto», reforzó otra miembro del jurado, la novelista Olga Merino.
El jurado, integrado además de por Aramburu y Merino, por la argentina Paula Vázquez, actual Directora de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina y dueña de dos librerías en España, Marisol Schulz Manaut, directora de la Feria del Libro de Guadalajara, el escritor Ray Loriga, y por la casa, la editora Pilar Reyes, ha destacado «el vigor narrativo de una hermosa novela, con una estructura dual», que está ambientada en diversos parajes de Chile y Argentina, y cuyo protagonista reconstruye la historia de sus antepasados, «al tiempo que ahonda en su pasión por el cultivo de un jardín, en busca de un paraíso personal».
Fernando Aramburu dialoga con el escritor chileno-argentino Cristian Alarcón (en pantalla). Foto EFE/ Miguel Osés
Quién es Cristian Alarcón
Nació en 1970 en La Unión, Chile, pero estudió en La Plata, se desarrolló en la Argentina y es un referente de la no ficción en el país y en la región. Es autor de crónicas como Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (2003) –aquella aguda crónica sobre el Frente Vidal, un pibe chorro acribillado por la policía y desde entonces convertido en mito– y Si me querés, quereme transa (2010), donde cruza la literatura con la etnografía urbana convirtiendo situaciones urgentes en novelas de no ficción. Es, además, autor de la antología Un mar de castillos peronistas (2013), una recopilación de sus crónicas escritas para la revista Debate entre 2011 y 2012.
Desde comienzos de los ’90, se dedicó al periodismo de investigación y a la escritura de crónicas en los diarios Clarín (fue becario), Página/12, Crítica de la Argentina y en las revistas TXT, Rolling Stone y Gatopardo.
También fue director de del portal Infojus, donde debió dejar el cargo luego del escándalo producido por la versión que hizo circular ese sitio de que el fiscal Alberto Nisman estaba borracho al momento de su muerte. En 2012, fundó la revista Anfibia, de la Universidad Nacional de San Martín, y el sitio Cosecha Roja, además de la Red de periodismo judicial de América Latina.
«Cuando me muera quiero que me toquen cumbia», de Cristian Alarcón: publicado en 2003, fue reeditado por Aguilar en 2018.
Con una camisa floreada, una gran sonrisa y su perro pispeando la situación, Alarcón contó algunos detalles de su novela en una conexión vía Zoom. Consideró que El tercer paraíso –cuyo título es un homenaje al Manifiesto del Tercer Paisaje, de Gilles Clément– es en realidad «dos novelas y un ensayo botánico».
«Hay dos novelas en una de tal forma que se engarzan textos cortos pensados como piezas únicas con la estructura como un átomo de ida y vuelta entre un pasado y un presente: un pasado narrado en tercera persona y un presente en primera, con la idea del paraíso que atraviesa ambas historias», explicó.
Según contó, una de las dos historias comienza en la década del 40 con unas mujeres en el sur de Chile, en un pueblo inventado, mujeres campesinas que luego se trasladan a la ciudad y se convierten en proletarias «y sobreviven a la violencia, al hambre y a la pobreza para terminar viviendo la gloria de la revolución socialista de Salvador Allende y soportar el comienzo de la dictadura».
La otra historia es la de un escritor que se retira a las afueras de la ciudad poco antes del confinamiento por la pandemia y redescubre su relación con las flores, que de niño cultivaba con su abuela.
Que es un poco lo que hizo el propio Alarcón en los días de cuarentena: de Argentina se fue a Chile y en un encierro «paradójico», tal como lo describió porque se sentía muy libre, escribió este libro, el primero plenamento ficticio, para un periodista reconocido por sus crónicas y no ficciones, aunque más tarde reinvidicará la hibridación de géneros y el desplazamiento de fronteras genéricas.
Cristian Alarcón. Foto Alejandra López/ Alfaguara
El protagonista comienza así, ha señalado Alarcón, una investigación sobre cómo lograr que una semilla brote y con la que empieza una indagación ensayística de los orígenes de la botánica y llega al concepto del «tercer jardín», ese que crece en las vías de los trenes, en los territorios abandonados, «y que es el que expresa hoy de forma mas contundente la defensa de la biodiversidad».
Alarcón cree que su libro se remite «a los supervivientes de las tramas más violentas de América Latina que al mismo tiempo cultivan la belleza en sus jardines y en sus huertas, de las que viven. Esa relación que hay entre el hombre y la naturaleza cuando hay no solo admiración sino que necesitan de ella para alimentarse y darse sombra».
Y ahora, considera, estamos «ante la evidencia de que lo humano ha producido tanto daño que es imposible siquiera tener certeza sobre el origen de una peste que arrasa la humanidad».
Pero cree que la pandemia ha causado algo contradictorio, por una parte un «inusitado y folklórico interés por la jardinería» que no entiende de la necesidad «de ponerle un freno a la crisis climática motivada en las decisiones de los países mas poderosos del mundo».
Considerado un destacado cronista latinoamericano, el galardonado no cree en la separación entre el periodismo y la literatura. «Hay que desembarazarse de las fronteras genéricas y binarias», ha recalcado el escritor, que ha afirmado que le aburre «mucho» la corrección política.
Sobre el Premio Alfaguara
El Alfaguara es uno de los premios más importantes de la literatura en castellano. Otorga 175.000 dólares, una escultura de Martín Chirino y la publicación en todos los países de habla hispana. La periodista Pepa Fernández contó que se recibieron este año 899 manuscritos.
La editorial Alfaguara forma parte del grupo Penguin Random House. Desde la editorial, Núria Cabutí contó la historia del premio: en 1998, el jurado estaba presidido por Carlos Fuentes y en aquella ocasión sorprendió al anunciar que eran dos y no uno los ganadores del galardón que retomaba acciones después de 25 años sin convocarse (se realizó entre 1965 y 1972 y estuvo ausentre entre 1973 y 1997, cuando volvió a lanzarse y tuvo sus primeros ganadores un año después).
Este premio, que esta segunda estapa está cumpliendo 25 años, tuvo como primeros ganadores allá por 1998 al cubano Eliseo Alberto, por Caracol Beach, y el nicaragüense Sergio Ramírez, por Margarita está linda la mar.
El presidente del jurado del Premio Alfaguara de novela 2022, Fernando Aramburu, anuncia el ganador del Premio Alfaguara de Novela. Foto EFE
A través de los años,lo han ganado, entre otros, Elena Poniatowska, Laura Restrepo, Manuel Vincent y el peruano Santiago Roncagliolo.
Entre los argentinos, lo obtuvieron Tomás Eloy Martínez por El vuelo de la reina (2002), Graciela Montes y Ema Wolf (como coautoras) por El turno del escriba (2005); Andrés Neuman por El viajero del siglo (2009); Leopoldo Brizuela por Una misma noche (2012), Eduardo Sacheri por La noche de la usina (2016) llevada al cine como La odisea de los giles; y Patricio Pron, por Mañana tendremos otros nombres (2019). En 2021 se lo llevó la colombiana Pilar Quintana por Los abismos.
En total, de las 25 novelas ganadoras seis fueron escritas por argentinos y seis por mujeres (aunque en realidad son siete mujeres ganadoras, por la coautoría de las argentinas Montes y Wolf).