Premio de la Unesco para una científica neuquina

investigadora-fabiana-gennari-andres-delia_claima20161125_0099_17Fabiana Gennaris ganó un premio de la Unesco por su investigación para generar una fuente limpia de energía. Nacida en Vista Alegre y formada en la UNC, la ingeniera dirige un grupo de 11 investigadores.

Por LORENA VINCENTY (Diario Río Negro)

Fabiana Gennaris creció saltando acequias en Vista Alegre. Por esos años descubrió la química en las manzanas que fermentaban o en las cavas de mosto de la bodega sus abuelos. Hoy tiene 47 años y es doctora en ingeniera química e investigadora del Conicet en el Centro Atómico Bariloche (CAB, CNEA). Acaba de ganar la edición 2016 del Premio L’Oréal- Unesco Por las mujeres en la ciencia con el proyecto de generación de energía limpia a través de la producción de hidrógeno y su almacenamiento.

Fabiana dice con orgullo que es neuquina. Nació en Vista Alegre, hizo la primaria y secundaria en Centenario y cuando egresó eligió estudiar en la Universidad del Comahue. Estuvo en Italia, investigó y trabajo en equipos y hoy dirige al ganador.

Cuenta que el proyecto nació en el 2000. El grupo de trabajo está integrado por once profesionales que buscan mejorar los procesos de producción de hidrógeno a partir de fuentes energéticas renovables y limpias. Para eso desarrollan catalizadores nanoestructurados que permiten obtener hidrógeno. Usan biomasa (residuos urbanos o de las podas) que fermentan. Así obtienen una mezcla de alcoholes con agua que será la materia prima con la que consiguen el hidrógeno.

“El hidrógeno es una energía limpia, porque al quemarlo se obtiene como segundo producto el agua. No se encuentra de manera pura en el ambiente y por eso no es un combustible. Para sacarlo de los compuestos hay que gastar energía. El alcohol tiene el hidrógeno que sacamos con el catalizador y con otros materiales lo acumulamos”, explicó Fabiana.

La idea es aprovechar esa energía que hoy se pierde y que se puede acumular. “La matriz energética del país se basa en combustibles fósiles y estamos entre los países que más emitimos”, dice Gennaris y apunta que en la última cumbre de París la Argentina figuró entre los 25 que más contaminan.

Generar materiales para producir hidrógeno es la primera etapa y almacenarlo la segunda. La tercera pata es que el hidrógeno, en el proceso, viene con dióxido de carbono y había que definir qué hacer con eso que es nocivo para el medio ambiente.

“La propuesta que hacemos tiene en cuenta en todo momento qué cosas vamos a liberar al ambiente, aún en los procesos de síntesis de los materiales que usamos. Tratamos de elegir procesos químicos que minimicen el impacto medioambiental”, comentó Gennaris.

Ante esto desarrollaron materiales que sirven para capturar dióxido de carbono. Mientras se introducen energías renovables, se captura en la chimenea el dióxido de carbono. Esto no sólo se pueden usar en este proyecto, si no en otras industrias.

Además de los once que ganaron el premio, en el departamento de físicoquímica de materiales del CAB hay mucha gente que trabaja en diferentes aspectos del hidrógeno. Hoy el proyecto está en una escala de laboratorio, en la que llegaron al prototipo pero no tienen planta piloto.

En este sentido, ya piensan algunos rumbos que podrían tomar para ponerlo en marcha. Cuando empezaron a trabajar en almacenadores de hidrógeno, pensaron en utilizarlo en un auto, pero hoy analizan hacerlo en pueblos alejados del tendido eléctrico. “Eso es lo más atractivo para hacer una prueba. Hay ingenieros químicos y físicos, pero si se hace una prueba en un pueblo, debería intervenir más gente”, comentó Fabiana.

Idas y vueltas

En dos oportunidades Fabiana fue a Italia a estudiar e investigar. Primero lo hizo con Naciones Unidas en Trieste, donde trabajó y aprendió sobre energías sustentables. Así se acercó a procesos que apuntaban al cuidado del medio ambiente.

En el 2000 volvió a Argentina y empezó a trabajar en almacenamiento de hidrógeno. Luego volvió por un par de años a Trieste a trabajar en los catalizadores que se terminaron usando para producir hidrógeno, con algunas modificaciones.

“En Europa me marcaron a fuego con que en todos los procesos de producción siempre tenemos que tener en cuenta cuáles son los efluentes de la síntesis. Cuando producimos un material, hay que evaluar los residuos. A veces perdemos eficiencia por reducir los efluentes, para no tener impactos en el medio ambiente, pero ese es el camino”, dijo.

Para concluir, Fabiana agradece a su país y en un párrafo dibuja lo que quiere y en lo que cree: “Podemos hacer lo que nos gusta en el país, y nos pagan por eso. Sé que afuera ganaría más, pero no se trata de eso. Hago docencia para que el círculo se enriquezca y para que esto no quede trunco, para que estos proyectos se puedan implementar y llegue a la población debe haber políticas de apoyo”.
La ingeniera química estudió en la UNC y luego se formó en Trieste, Italia. Volvió al país para desarrollar aquí su principal línea de investigación.
“Estoy muy contenta por el premio, pero no lo tomo como algo personal porque somos un grupo de once profesionales que trabajamos”, señaló la especialista, que se desempeña en el Centro Atómico Bariloche.

 

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