Será este viernes 17 de mayo, en el local de la Cooperativa 8300 (diagonal España 169), a las 21:30. Forma parte de las jornadas de “lecto-chupi” que organiza la editorial el fracaso.
Por Santiago Amillano para Radio Universidad Calf
Marcelo “Chelo” Candia nació en Allen. Actualmente reside en la ciudad de Fisque Menuco (conocida como General Roca). Él mismo cuenta que es “dibujante, historietista, muralista, escritor, gestor cultural, tallerista y comunicador”.
Desde hace años dicta talleres, enseñando a generaciones de chicos a expresarse a través de la historieta. Colabora además como artista plástico en su ciudad natal (integra el Movimiento Regional de Muralistas de Argentina).
Chelo Candia forma parte el colectivo de artistas gráficos Historieta Patagónica y el equipo de la revista La Duendes, cuya editorial es en parte responsable del libro que les presentamos.
-Cuando un lector se dispone a leer “El Bondi”, ¿en qué se va a adentrar?
-Es una historia sobre corrupción policial, narcotraficantes y ladrones de poca monta. O sea, ladrones de baja ambición contra los otros ladrones. Pero sobre todo, es una historia que intenta desafiar al lector que todo lo sabe.
-¿Qué te inspiró a ambientar la historia en la zona de chacras? ¿Apuntaste a un público cercano o querés acercar a los lectores de distintos lugares del mundo a tu región?
-Viajaba mucho en colectivo en ese tiempo. En KOKO. Y pensaba mucho. No suelo leer en el cole, ni dormir, ni clavarme los auriculares. Voy atento a la gente. Los miro. Pienso. Imagino de donde vienen y a donde van. Siempre digo que si pasa algo en el cole, yo puedo ser el mejor testigo del hecho. Siempre sé con quienes viajo. Los miro. Uno por uno. Y así surgió esta historia. En un colectivo somos una extraña comunidad. Que nos juntamos en un momento de nuestras vidas, sin importar cuáles son nuestras vidas. Nadie sabe de dónde venimos y adónde vamos. Pero allí estamos, juntos. Podemos disputar el apoyabrazos con alguien que mató. Rozarnos con un asesino o asesina. Respiramos el aliento de alguien que robó, mató, violó… Y no nos damos cuenta. Eso es viajar en un colectivo.
-Ahora sacás el libro, pero ¿la historia de “El Bondi” surge pensada para otro soporte?
-Quise concebirla a la manera de una buena serie, para un blog con publicación semanal. De hecho, fue concebida por entregas de una página por semana para un blog, al estilo de los viejos “folletines”. Realizada semana a semana, tratando de recibir el feedback de los lectores en los comentarios del blog. Y tratando constantemente de engañarlos, página a página. El desafío fue concebir un gancho cada final de página. Es decir, cada seis viñetas, debía haber un “continuará” ganchero para atrapar al lector, y que vuelva la otra semana. Eso hizo que, publicada en libro, toda junta, la historia adquiera un ritmo sumamente dinámico en el intento de siempre dejarte con ganas de dar vuelta la página para ver qué pasa. Ahora que lo pienso, creo que eso es lo más importante. Que de ese experimento haya salido un policial con tiros y mala leche, es casi una casualidad. Un hecho menor.
-¿Sos de pensar tus historietas, tiras “para determinados lectores” o encarás al principio los proyectos pensando en lo que a vos te gusta?
-Al principio, encaro proyectos que me gustan. Después, en su desarrollo, pienso en quien los leerá. Me hago un lector tipo. Me lo imagino. Muchas veces tiene la cara de alguien que existe. Y allí, trato de engañarlo, deleitarlo… conmoverlo. Pero como me gustaría que me engañen, me deleiten, me conmuevan a mí. Una buena peli (para mí) es la que me hace decirle al guionista, con cariño: “cómo me cagó este hijo de puta”.
-En reseñas y críticas destacan cómo narraste la historia. ¿Te tomaste el trabajo de pulir el argumento y la forma de contar la historia varias veces?
-No pulí nada. Salió como salió. Muchas veces a las apuradas. Yo publicaba lunes a lunes una página en historietapatagónica.blogspot.com. Una página. Esperaba los comentarios durante esa semana de los lectores y, entre el sábado y domingo, hacía la siguiente. A veces, durante parte del mismo lunes, tratando de ir por otro lado de lo que sugerían los lectores. A medida que se complejizaba, me costaba más, porque el guión (al trabajar así) podría tener errores. Creo que no tiene ninguno, pero debía tener en cuenta muchos cabos sueltos. Creo que cierra todo bien, por suerte. En las reseñas y críticas no saben esto: hice el guión como todo guionista dice que no hay que hacerlo. Y, sin embargo, gustó. Algunos lo colocan como uno de los mejores guiones de la historieta nacional. Yo no sé si es para tanto, pero si supieran que lo hice así, no sé si lo alabarían tanto, ¡je! Hice la historia mientras dibujaba las páginas. Le di poca bola al dibujo y muuuuucha pelota al guión, tirando ideas que no sabía cómo iba a resolver. Un poco desafiándome a mí mismo. Por ejemplo, desde la primera página sabés que el bondi termina incendiado y que casi todos los pasajeros mueren. Pero no sabés cómo ni por qué pasará semejante cosa. Cuando dibujé eso, yo tampoco lo sabía.
-¿Qué destacás de la historia?, ¿la idea de que es un relato de aventuras o ciertos aspectos “de fondo” como la corrupción policial (las historias que cruzan la línea principal)?
-Me gustan los giros del guión. Es lo que espero de las pelis. Que me engañen. Y creo que esta historia lo hace. Disfruto en una peli cuando adivino quién es el asesino, pero más disfruto cuando creo adivinarlo y me engañan. El paquete que entrega el cartero de seven, la caminata del rengo de los sospechosos de siempre, los tatuajes de memento, qué se yo. Quise ir por ahí.
-El libro es de la Editorial de “La Duendes”. Con esta y otras publicaciones, ¿van consolidándose cada vez más como un referente fuerte de la historieta nacional desde el sur del país?
-No sé si “referente fuerte”. Pero sí como referentes. No hay otra editorial de historieta que yo conozca en el sur del país.
Podés comprar el libro “El Bondi” por correo y recibirlo en tu casa (sin cargo por envío) enviando un mensaje a: chelocandia@hotmail.com
POW! El blog del Chelo Candia
Fuente: Radio Universidad Calf
