“Prometeo” bajo la lupa

Tal vez obedezca más a las necesidades del marketing de hoy en día, donde lo viral excede el campo de lo artístico, pero todo lo que fue rodeando a la producción y el esperado estreno de Prometeo llevaron a que el público potencial no supiera si en verdad esta película de Ridley Scott es o no una precuela de Alien (1979). Su realizador se sumó a la -llamémosle- confusión, diciendo que si en un principio la pensó como tal, la historia había generado su propio núcleo y había desechado la idea.

Mentira

Prometeo tiene muchos puntos de contacto con aquella obra maestra del terror en el espacio, como personajes o secretos (en la expedición de Alien , el enorme cadáver del conductor extraterrestre de la nave del que los tres tripulantes humanos descubren que algo le explotó desde adentro). Pero siguiendo en el rubro a qué otra película se le siente espíritu o el aliento, es decididamente a Blade Runner (1982), otra obra de Sir Scott.

Es que el origen de la humanidad, el descubrimiento de la creación es la base en la que la trama de Prometeo no dejará se asentarse. Podrá haber más o menos truculencias –que las hay-, morirá algún personaje importante en la historia, pero las preguntas que se hacían los replicantes de Philip K. Dick son las mismas que perturban a los antropólogos Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green), el robot –se sabe enseguida- que interpreta el omnipresente Michael Fassbender y hasta el empresario que, ya muerto, financia la expedición a millones de años luz, y a fines de este siglo, para saber si algunos “ingenieros” del espacio exterior crearon la vida humana. Y luego –vaya uno a saber por qué- decidieron aniquilarla.

Para que de una película se hable –mucho- no sólo se necesita que ésta sea buena. También puede ayudar generar una serie de incógnitas a su alrededor. Como en la saga de Matrix o la serie Lost , o como preguntarse si Deckard era o no un replicante en Blade Runner .

Otro punto en común que tiene Prometeo con Alien es que la protagonista es una mujer –Sigourney Weaver en la saga de cuatro filmes, Noomi Rapace, la actriz de la Millennium sueca, ahora-, que desconfía de todo y es más valiente y aguerrida que el Che Guevara.

Aquí, como James Cameron logró en Avatar y muy pocos más, el 3D cumple un rol preponderante. Realmente estamos en la nave espacial, o sobre territorio desangelado. Scott siempre cuidó los aspectos visuales, más allá de la fotografía, y Prometeo es un festín para los ojos detrás de los anteojitos.

No es una película “de actuación”, si no de emociones.

Prometeo va creando su propia mística a medida de que va progresando su metraje. Y con las secuelas por venir, tal vez nos enteremos si Cristo tuvo algo que ver en esto.

 

Por Pablo O. Scholz -pscholz@clarin.com- diario Clarín.

Ver trailer: http://youtu.be/tQijTPCRoMk

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