Rapanui tras la deforestación de la isla
12 enero, 2021 |
Un nuevo estudio sobre la Prehistoria de la isla de Pascua (Rapa Nui) realizado por un equipo internacional de científicos y arqueólogos del Museo Moesgaard de Aarhus, en Dinamarca; la Universidad de Kiel, en Alemania, y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en España, ha descubierto en diversas zonas de la isla una serie de antiguas fosas que conservan en su interior restos de pigmento rojo. Los investigadores afirman que la producción de pigmento rojizo continuó siendo un aspecto importante de la vida cultural de los habitantes de Pascua a pesar de cambios drásticos en el ecosistema y el medioambiente. Una hipótesis anterior, presentada por el investigador Jared Diamond en su libro Colapso (2005), asumía que la eliminación de la vegetación y la superpoblación dio como resultado una tremenda erosión, gran escasez de recursos y alimentos, y, finalmente, el colapso de la sociedad pascuense. Pero los nuevos datos presentados por este estudio, publicado en la revista The Holocene, sugieren que la historia pudo suceder de otro modo.
UNA SORPRENDENTE PRODUCCIÓN DE PIGMENTOS
La isla de Pascua es famosa en el mundo entero sobre todo por sus gigantescas estatuas de apariencia humana, los moái, representaciones de los antepasados del pueblo rapanui. Pero además de estatuas, los habitantes de la isla de Pascua también produjeron un pigmento rojizo, a base de ocre rojo, que aplicaron a pinturas rupestres, petroglifos, moáis… así como en contextos funerarios. Si bien la presencia de este pigmento ya era bien conocida por los investigadores, su fuente y posible proceso de producción no estaban claros. En los últimos años, los arqueólogos han excavado y realizando estudios científicos en cuatro ubicaciones de fosas, lo que sugiere que hubo una producción de pigmentos a gran escala en la isla.
Las fosas localizadas en Pascua son ricas en partículas muy finas de óxidos de hierro, hematita y maghemita, minerales que tienen un color rojizo brillante. Los análisis geoquímicos que se han llevado a cabo sobre microcarbones y fitolitos (restos de materia vegetal) indican que los minerales se calentaron, posiblemente para obtener un color aún más brillante. Algunas de las fosas se taparon, lo que indicaría que fueron utilizadas tanto para la producción como para el almacenamiento de estos pigmentos. El Museo Moesgaard ha dirigido los análisis de fitolitos y diatomeas (algas microscópicas, cuyo análisis ha sido realizado por el Centro de Investigación Ecológica y aplicaciones forestales de la Universidad Autónoma de Barcelona) procedentes de estos pozos. Los fitolitos (en cuyo análisis han participado especialistas de la UPF) son cuerpos microscópicos de sílice que se forman dentro y entre las células vegetales y las paredes celulares de las plantas vivas. Los fitolitos que se encuentran en las fosas de la isla de Pascua provienen principalmente de Panicoideae, unas plantas de la subfamilia de las gramíneas. Los investigadores creen que estos fitolitos se emplearon como parte del combustible utilizado para calentar los pigmentos.
Las fosas investigadas en la isla datan entre los años 1200 y 1650. En Vaipú Este, el sitio donde se encontraron la mayoría de las fosas, los investigadores descubrieron que muchas de ellas estaban situadas donde antes había habido raíces de palma, al igual que en Poike, donde se halló otra fosa. Esto sugiere que la producción de pigmentos tuvo lugar después de la limpieza y quema de la antigua vegetación de palma. «Esto indica que a pesar de que la vegetación de palmeras había desaparecido, la población prehistórica de la isla de Pascua continuó la producción de pigmentos, y a una escala sustancial.
Este hecho contrasta con la hipótesis anterior que propugnaba que la tala de la vegetación resultó en un colapso social. Si bien el alegato de Diamond por la sostenibilidad sigue siendo absolutamente relevante, este descubrimiento nos brinda nuevos conocimientos sobre la flexibilidad del ser humano para lidiar con unas condiciones ambientales cambiantes», concluye Welmoed Out, arqueobotánico del Museo Moesgaard y responsable del análisis de los fitolitos para la realización de este estudio.