Dará hoy una charla abierta. El diseñador de los Redonditos de Ricota estará en Neuquén hoy, a las 20, en el bar de Roca 41; mañana será jurado del Festival Patagónico del Videoclip, a las 21, en la UNC.
Sus imágenes (seductoras criaturas salvajes) dijeron y dicen mucho. Fueron símbolo de identificación para miles de seguidores. Acompañaron y vistieron a ese rock ricotero que no se parece a ningún otro.
Ricardo Cohen, o Rocambole, el reconocido diseñador de la estética de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (sí, afiches, tapas de discos, animaciones varias), decidió aceptar la invitación para ser jurado del Festival Patagónico del Videoclip porque le interesa el circuito audiovisual (ver aparte). Así lo confirma, tan tranquilo, a «Río Negro».
Rocambole revolucionó la forma de presentar el arte de tapa de los discos, como sucedió con «Ultimo Bondi a Finiesterre» y «Momo Sampler», por ejemplo. En otro plano, cuenta que es titular «de una cátedra que tiene que ver con la animación en la carrera de cinematografía (trabaja en Bellas Artes y en la Universidad de Nacional de La Plata) y en algunos videoclips he intervenido como realizador», señala, como si hiciera falta.
«Hice un par para Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota -recuerda con modestia- e hice mucho para las proyecciones que se hacían durante las presentaciones de los Redondos en los estadios. Cuando se transformaron en una especie de fenómeno de masas, hubo que pensar en realzar la puesta en escena, para que sea por lo menos interesante visualmente. Utilizamos pantallas para presentar situaciones y de ahí surgieron unos cuantos videoclips.
El diseñador aclara que su «trabajo conocido» está vinculado con los Redondos, pero que en la actualidad está relacionado con la docencia. «Lo que más soy es docente de artes plásticas, pero bueno, lo que me hizo conocido para el público fue eso. De todas maneras, hice otros trabajos para otros músicos de la historia del rock nacional».
Trabajó también con Charly García; Miguel Cantilo; Estelares; Claudio Gabis; en la compilación «On the Radio», de Frank Zappa o con el poeta Camilo Blajaquis, por nombrar sólo a algunos.
-¿Cómo fue el vínculo entre tus criaturas y las letras de los Redondos?
-Trato de trabajar, como todo diseñador, dándole la mayor importancia a aquel objeto que voy a diseñar. Estoy cuando están grabando los discos, atento a cuando se escriben la poesía y tengo reuniones con los músicos. Trato de llevar en forma gráfica la idea que ellos tienen en forma poética.
-Podemos decir que creaban juntos…
-En el caso de los Redondos, sí, puede ser. Porque he conocido a sus principales integrantes durante muchísimo tiempo, de cuando éramos muy jóvenes; entonces había una fuerte comunicación, dada por la amistad de años. No es como un cliente cualquiera para un diseñador de agencia, donde uno tiene que recabar información que desconoce. En el caso de ellos, era como hacerle (un trabajo) a un pariente.
-¿Qué te genera que gran parte de tu obra esté reproducida en paredes, en banderas, en cuerpos…?
– Es una propuesta. Siempre me interesó el arte para las masas, popular, el arte que se reproduce. Estoy divorciado del arte de salón o de los circuitos artísticos. Más bien estoy vinculado al arte que es patrimonio de toda la gente. Ese arte me llena de satisfacción, porque se cumple como un proceso de comunicación, donde la gente realmente toma para sí la obra y deja de ser mía para sea una especie de patrimonio.
-Se apropia y, a su vez, es reproductora de la obra…
– Claro. Empieza a formar parte la gente de todo este fenómeno, que se vuelve mucho más interesante que la obra en sí. Vos fijate que no son obras demasiado virtuosas o imágenes extraordinariamente sofisticadas o extraordinariamente originales. Son más bien obras sencillas, pero la gente las ha tomado.
– Es decir que no sos un autor que reclama derechos de autor…
-No, justamente, todo lo contrario. A mí lo que me ha servido, fundamentalmente, es la obra abierta, que se ha ido reproduciendo por sí sola. Me parece que la obra está en ese concepto. No en un dibujo particular o en una pintura específica colgada en una pared.
-¿Y qué te pasó cuando los Redondos plantearon su separación?
– Lo consideré bastante lógico, por una cuestión de desgaste. Por otro lado, yo también era y sigo siendo fanático de lo que fue Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Como fanático, lo lamenté muchísimo y lo sigo lamentando. Seguí trabajando con Skay Beilinson y no me afectó desde el lado de mi trabajo, pero sí desde el lado del fanático, de aquel que piensa que juntos podrían haber seguido produciendo muchas obras importantes.
-Por separado ¿ los escuchás? Hablabas de tu laburo con Skay… ¿y con el Indio?
-Hace más de nueve años que no cruzo con él una palabra. De todas maneras, admiro su trabajo, su talento, sobre todo poético.
-¿Te resulta cómodo laburar con artistas?
-Sí, por supuesto. Es lo mejor. A esta altura de mi vida, mi trabajo formal es la docencia. El diseño lo hago con aquello que me gusta. No podría trabajar como diseñador de agencia con algo que no me afectara. Trabajo en lo que me gusta.
Por PAULA GINGINS pgingins@rionegro.com.ar