La prima de Hulk, interpretada por Tatiana Maslany, es una abogada que debe combinar su profesión con el oficio de ser justiciera y la defensa de los derechos de otros seres con poderes sobrehumanos
La protagonista de la historia es la mencionada She-Hulk (Tatiana Maslany de Orphan Black), o mejor dicho, Jennifer Walters. Al inicio del relato, ella está sumergida en un momento complicado, en el que su carrera profesional y su vida personal no parecen ir de la mano. Si bien es una abogada exitosa, su rutina parece sumida en el caos. Y todo se complica aún más cuando recibe la sangre de su primo Bruce Banner (Mark Ruffalo), también conocido como Hulk. De esa forma, Jennifer obtiene poderes similares al del superhéroe, aunque ejerce mucho mayor control sobre su doble naturaleza: puede modificar a voluntad su apariencia de una mujer de corta estatura a una guerrera de dos metros, dueña de una súperfuerza y gran resistencia. Sin embargo, Jennifer no quiere dedicarse a la justicia a tiempo completo, o mejor dicho, sí quiere dedicarse a la justicia, pero no solo como heroína. Porque debido a sus poderes (y a su parentesco con Hulk), Jennifer será la profesional ideal para llevar adelante la defensa de superhéroes y súpervillanos en sus roces con el intrincado y a veces muy obtuso sistema legal norteamericano. Claro que antes deberá aprender a controlar su ira, y evitar ser blanco de poderosos enemigos.
En cada propuesta de Marvel la intención es la de echar luz a nuevos rincones de ese universo. Conocer otras galaxias, descubrir civilizaciones desconocidas, bucear en otras dimensiones e indagar en el pasado (y el futuro) de esa galería de personajes de los cómics en el cine y en la TV. Y en ese sentido, She-Hulk: defensora de héroes propone un camino jamás transitado en estos relatos de superhéroes, con la acción centrada ya no en vistosas batallas, sino en los juzgados. Con esa excusa, aparecerán nuevas caras, y también viejos conocidos para el espectador, como Daredevil (Charlie Cox), nada casualmente otro prestigioso abogado de Marvel.
A lo largo de los nueve episodios que integran su primera temporada, She-Hulk: defensora de héroes promete hacer equilibrio entre la acción y el humor, desarrollando las aventuras de una heroína cuyas mayores hazañas suelen darse en el delicado equilibrio de su vida privada.
Un personaje de larga tradición
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El nacimiento de She-Hulk en las historietas, lejos de ser un rapto de creatividad, respondió a un interés por llegar primero a una licencia que podía tener grandes posibilidades. Pero a pesar de eso, esta heroína se convirtió en banco de prueba para lúcidos guionistas, que se permitieron divertidos experimentos que hicieron de Jennifer Walters, una de las figuras más originales de Marvel.
A fines de los años 70, La mujer biónica era un importante éxito en televisión. Y Stan Lee, siempre atento ante la posibilidad de llevar a la pantalla chica el panteón de personajes de Marvel, tomó nota del interés del público por esa heroína interpretada por Lindsay Wagner. Al guionista y empresario le preocupaba la posibilidad de que alguien le ganara de mano, e inventara para la televisión, una versión femenina en la línea de Hulk. De esa forma, Lee convocó al dibujante John Buscema, y presentaron en la revista The Savage She-Hulk, a la prima del gigante verde, quedándose en ese acto con el copyright del personaje.
El primer número de la heroína esmeralda, figura con fecha de febrero de 1980, y representó la última creación de Lee en esa editorial. Con una portada que mostraba las dos caras de Jennifer, la historia no se distinguía demasiado de cualquier relato de origen de otros personajes de la época. Una mujer de carácter tímido, recibía poderes que la empujaban a un drástico cambio, a través de una súper fuerza, y de un modo distinto de enfrentarse a su vida. El rasgo distintivo con respecto a su hercúleo primo, es que Walters cambiaba su aspecto físico, sin por eso perder su inteligencia (el Hulk primigenio, como se ve en la vieja serie de Lou Ferrigno, al convertirse perdía su personalidad). Las historietas de She-Hulk estaban lejos de pertenecer al grupo de lecturas imprescindibles de la editorial, y el desarrollo del personaje era muy pobre. Si bien los dibujos de Buscema estaban por encima del promedio, las aventuras no resultaban de gran atractivo, y poco a poco la figura de Jennifer Walters se perdía en mediocres relatos. Su colección fue eventualmente cancelada, pero en los años siguientes, inspirados guionistas elevaron su status y la llevaron a codearse con los grandes íconos del universo Marvel.
A comienzos de los ochenta, She-Hulk se une a Los 4 fantásticos de manera temporal, una decisión que impulsa la popularidad de la heroína. Desde la editorial consideraron darle otra oportunidad, y en mayo de 1989 debutó el primer número de la segunda serie solista de la gigante esmeralda. El responsable detrás de esa historieta era John Byrne, uno de los autores más importantes de esa década. Byrne revoluciona por completo la estructura de She-Hulk como personaje, cambia su registro y lo vira hacia la comedia de acción, y lo más importante, decide romper la cuarta pared. A lo largo de esa etapa, She-Hulk es plenamente consciente de su rol como heroína de historieta, y de esa manera le habla a los lectores: mirándolos a los ojos los hace cómplices de sus bromas e incluso increpa al guionista por no escribirle mejores aventuras. De ese modo, Byrne desarrolla a lo largo de cincuenta números una de las series más ingeniosas de superhéroes, demostrando un afilado sentido del humor.
She-Hulk se impuso como uno de los grandes secundarios de la editorial, pasó por las filas de Los vengadores, tuvo un rol decisivo en varias de las sagas más importantes de la editorial, y se convirtió en una heroína de gran personalidad, en el marco de páginas y páginas de cómics en los que abundaba la testosterona.
Durante buena parte de los noventa, lamentablemente no hubo nuevos guionistas que supieran sacarle jugo al personaje, hasta que en 2004, el escritor Dan Slott y el dibujante argentino Juan Bobillo presentaron una nueva colección. La propuesta de Slott tuvo que ver con poner el acento en la She-Hulk abogada, convirtiéndola en una especialista en juicios que involucraran a superhéroes y súpervillanos. Y si bien esta etapa no fue tan humorística como la de Byrne, Slott apostó por darle a sus guiones un tono ligero (pero no por eso mediocre), que encontraba a la protagonista ante inesperados desafíos, juicios imposibles y originales villanos. Gracias a esas historias, She-Hulk tuvo una segunda primavera como heroína de peso, convirtiéndose en el centro de divertidas aventuras que se destacaban por su originalidad, y una vez más, confirmándola como una de las creaciones más ingeniosas de Marvel.
Una heroína muy distinta para el universo Marvel
En una oportunidad, la periodista del Washington Post Alyssa Rosenberg comentó sobre She-Hulk: “Habla de un mundo en el que nuestra ira debe ser tenida en cuenta en vez de ser una excusa para apartarnos. She-Hulk es poderosa, y esa fuerza para ella es fuente de placer, y para nosotras motivo de admiración. Y cuando se transforma, lejos de perder el control, se convierte en una versión más aguda de sí misma”. La mirada de la periodista da en el clavo con respecto al valor que la heroína ganó con el paso del tiempo, viviendo de manera plena su sexualidad, procurando convertirse en una profesional independiente y reconocida por sus pares, y combatiendo contra todas las amenazas sobrehumanas sin perder nunca el dominio de la situación.
Aunque injustamente no son lecturas muy populares, las etapas de John Byrne y Dan Slott fueron la materia prima ideal en el momento de crear una serie de She-Hulk. La directora Jessica Gao planteó una original ficción que bebe de las tradiciones heroicas de la justiciera pero sin perder ese disfrute de mostrar a la protagonista de un modo libre, lejos de las convenciones del género y explorando rincones poco visitados por otras historias de Marvel. Y así como la protagonista se sumerge en un divertido ida y vuelta con Hulk, también da batalla en los juzgados y procura que sus dos vidas convivan armoniosamente, aunque tenga el poder suficiente como para revolear autos y aplastar villanos. Gracias a esa fórmula, She-Hulk: defensora de héroes triunfa al explorar las aventuras de una atractiva heroína que se enfrenta a villanos que, lejos de tener súper poderes, solo llevan traje y portafolio.
Fuente: La Nación