Vandalismo: este año atacaron 170 estatuas en la ciudad de Buenos Aires

Paseo de las Esculturas. Está en Palermo, y muestra estatuas atacadas en reparación. Foto: Emmanuel Fernández.

Paseo de las Esculturas. Está en Palermo, y muestra estatuas atacadas en reparación. Foto: Emmanuel Fernández.

 

Cada mes, el Gobierno porteño tiene que restaurar más de 14 estatuas por los daños del vandalismo. Así, se gastan $ 350.000 en materiales, más los sueldos de los artesanos. Dinero que podría usarse en escuelas, hospitales o cualquier otra cuestión más urgente.

Esa cifra corresponde solamente a la restauración de estatuas. Si se suman la limpieza de grafitis y pegatinas, reposición de placas de metal, arreglo de fuentes de agua y otros gastos, los ataques en la Ciudad cuestan $ 14.700.000 mensuales.

Vandalismo en parque Lezama. (Martín Bonetto)Vandalismo en parque Lezama. (Martín Bonetto)

 

«Este año reparamos entre 160 y 170 estatuas», contó Gabriel Gauna, gerente del Departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA), el «hospital» donde unas 30 personas trabajan en la restauración de las obras dañadas. Para divulgar su trabajo y generar conciencia sobre el daño al patrimonio, desde ayer los vecinos pueden visitar gratuitamente el Paseo de las Estatuas, en los bosques de Palermo, donde los artistas explicarán cómo restauran las piezas dañadas.

Los escultores y especialistas tratan de reparar las piezas en el lugar. Si el daño es importante, las trasladan al taller del MOA, donde buscan rehacer las piezas faltantes, para lo cual muchas veces deben apoyarse con archivos fotográficos. Lo mismo que cuando la pieza directamente desaparece y los escultores tienen que hacer una réplica.

Inauguran en el parque Tres de Febrero el primer paseo de esculturas restauradas. (Emmanuel Fernandez)

Inauguran en el parque Tres de Febrero el primer paseo de esculturas restauradas. (Emmanuel Fernandez)

En algunos casos, el vandalismo en realidad es robo. Los atacantes buscan llevarse piezas de bronce u otros metales para vender como chatarra, o cables y otros elementos eléctricos, por ejemplo de las bombas de agua de las fuentes. Pero en otras ocasiones se trata de un daño inexplicable, por ejemplo contra las esculturas de personajes famosos (la de Olmedo y Portales es el ejemplo clásico) que están hechas con resina epoxi y otros materiales sin valor de reventa pero que sufren constantes agresiones.

El problema no es sólo el costo en dinero y el daño al patrimonio. También, que a veces la única solución que queda es aislar a la escultura con rejas de protección. «No nos gusta, pero a veces no queda otra. La estatua de Rómulo y Remo, en el parque Lezama, este año ya la tuvimos que arreglar más de 20 veces. Y ya no es más de bronce, es de cemento con una pátina de pintura para simular el metal, pero la siguen rompiendo igual. Por eso ahora tuvimos que poner una reja en toda la fuente», se lamentó Gauna.

Alguna de las obras dañadas tienen un enorme valor, que va disminuyendo producto de tantas agresiones. «El Pensador», en la plaza Congreso, es una de las estatuas más atacadas, pese a que la de Buenos Aires es uno de los tres originales de la obra de Auguste Rodin que hay en el mundo. También tuvo que ser protegida con un blindex, lo mismo que «Las Nereidas», la histórica fuente de Lola Mora, en Costanera Sur. En la Ciudad hay más de 2.000 obras de arte expuestas en las calles, y ya son más de 80 los parques y plazas con rejas.

El Código de Contravenciones de la Ciudad establece en su artículo N° 80 una sanción de $ 200 a $ 3.000 de multa y 15 días de trabajos comunitarios a quien dañe una propiedad pública o privada, y eleva al doble los castigos si se trata de monumentos o escuelas. Pero es muy difícil detectar a los vándalos. En el subte, donde es más fácil el control con policías y cámaras de seguridad, lograron limpiar de grafitis al total de la flota (invirtieron más de $ 10 millones) y también atrapar a varios atacantes. En muchos casos se los obligó a reparar los daños a los coches.

FUENTE; Diario Clarín

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