Vendiendo diarios y revistas durante 48 años

0001741845La actual dueña, sus hijos y un negocio característico del centro.Fabian Ceballos

Según informó el diario LM Neuquén, el tradicional kiosco del centro neuquino festejó sus 48 años. Sus dueños celebraron con los vecinos. Desde 1967, fue atendido por tres generaciones.
Ubicado en la diagonal Alvear, a escasos metros de la Municipalidad, el conocido kiosco del centro neuquino que lleva el nombre de esa calle cumplió ayer 48 años de actividad en la ciudad. Para celebrar la ocasión, sus dueños realizaron el tradicional almuerzo con empanadas en compañía de clientes, amigos, comerciantes de la cuadra y proveedores. Arriba de unos canastos amarillos, rodeado de diarios e infinidad de revistas, permanecía la semivacía bandeja de empanadas junto a unas copas de vino y una botella de agua saborizada. El almuerzo ya había concluido y sólo un grupo de personas continuaba de pie conversando y recordando anécdotas. Mientras tanto, sus dueños empezaban a abocarse de lleno al trabajo tras una agradable tarde de aniversario.

Dina Manestar, junto a sus hijos Rubén Darío, Gastón Orlando y su primo Roberto, se distribuyen los turnos de trabajo de la empresa familiar. El kiosco, que nació como revistero, permanece abierto casi todo el año de lunes a lunes. Los únicos días en los que cierra son 1º de Mayo, Navidad y Año Nuevo. «Las vacaciones familiares nos las tomamos esos tres días», comenta Dina, quien además reconoce que el suyo es un rubro que «no podés cerrar».

El tradicional Kiosco Alvear, fundado un 15 de noviembre de 1967 por Ubaldo Juan Arcas, en compañía de su hermano Mario y su padre Waldo, fue testigo durante 48 años de infinidad de sucesos que ocurrieron en esa parte de la ciudad. Desde celebraciones hasta importantes manifestaciones en cercanías del Monumento a San Martín. Uno de los acontecimientos más tristes fue durante diciembre de 2001, una persona fue a amenazarlos para que cerraran. Ante la negativa de los dueños, un grupo comenzó a tirarles piedras, obligándolos a bajar las persianas.

El kiosco, que ha sido atendido por tres generaciones, continuará siendo testigo directo de los acontecimientos que seguirán ocurriendo en pleno corazón de la ciudad.

Atahualpa llegó a tocar en el local

Entre las anécdotas pintorescas que se sucedieron en este kiosco, Rubén Darío Arcas, uno de sus dueños, comentó que una mañana de 1985 llegó a comprar el diario Atahualpa Yupanqui. «Mi abuelo lo reconoció y lo invitó a tomar mate a la tarde. El cantante, que estaba aburrido en el hotel, aceptó y se apareció con la guitarra. En plena diagonal se armó una guitarreada», aseguró.

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