En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el gobierno provincial invitó a dos enfermeras de la Fuerza Aérea que participaron de la guerra y cuyo relato fue silenciado durante décadas.
“Nuestra vida continuó como enfermeras después de la guerra, no nos paralizó eso. Lo que nos paralizó y nos dolió fue el olvido de más de 30 años”, sentenció Alicia Reynoso, una de las 14 enfermeras de la Fuerza Aérea que fueron protagonistas de la Guerra de Malvinas. Ella, junto a su compañera Ana Masitto, participará este jueves de una serie de actividades promovidas por la subsecretaría de Derechos Humanos del ministerio de Ciudadanía, para brindarles un espacio donde alzar la voz y contar el lugar que ese grupo de mujeres ocupa en la historia de nuestro país. “Para mí contarlo es como un bálsamo, porque lo que queremos es que no se olvide que en el 82 hubo mujeres que dijeron presente y la historia las olvidó, hasta que una de ellas empezó a gritar”, rescató Alicia, que en el libro Crónicas de un olvido, plasmó sus vivencias en el hospital reubicable de la Fuerza Aérea en Comodoro Rivadavia entre el 6 de abril y el 10 junio de 1982.
Durante la jornada del 8 de marzo, Alicia Reynoso y Ana Masitto, iniciarán su visita a la provincia con su participación, a las 10.30, en la radio abierta organizada por la subsecretaría de las Mujeres en el marco del programa “No es lo que parece” de Radio y Televisión del Neuquén en la Sala Alicia Fernández Rego.
Más tarde, a las 12, brindarán la charla “Crónicas y relatos de las Veteranas de la Guerra de Malvinas luchando contra el olvido” en el Centro de Veteranos de Guerra de Neuquén (El Quebrachal 1707). Por último, se trasladarán a la localidad de Las Lajas donde darán una charla abierta a la comunidad, a las 17.30, en el Salón Municipal “Rafael Cayol”.
Mujeres que abren camino
Corrían los primeros años de la década del 80 y la publicitada convocatoria a jóvenes argentinos que quisieran formar parte de las fuerzas armadas fue el disparador para que un grupo de enfermeras, de poco más de veinte años de edad, decidieran probar esa experiencia.
“Al principio lo vi como una buena oportunidad de trabajo sinceramente y, una vez que entré, creo que el abrir camino en un lugar que hasta ese momento estaba sólo reservado para los hombres fue un desafío para seguir y permanecer”, recordó Reynoso.
Una vez que ingresaron a la Fuerza Aérea, recibieron tres meses de instrucción en Ezeiza. “Aprendimos el reglamento interno de las Fuerzas Armadas, cómo pararse, cómo hablar, cómo escribir, cómo vestirse. Fue toda una experiencia porque todo estaba preparado para y por los hombres, y abrir camino en un lugar emblemáticamente machista no nos fue fácil. De hecho, uno mira para atrás hoy y ve mujeres piloto, meteorólogas, paracaidistas, de todas las especialidades, entonces dice tan mal no lo hicimos”, reflexionó.
Tiempos de guerra
En abril de 1982, con el inicio del conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra, la Fuerza Área definió el traslado de su hospital reubicable a la zona de conflicto. “Primero pensamos que íbamos a instalarnos en Malvinas, pero cuando llegamos a Comodoro nos enteramos de que nos quedábamos ahí porque íbamos a ser un hospital de referencia de los heridos que vendrían de las islas”.
“El punto de inflexión para nosotras fue el 1 de mayo, creo que fue el momento que nos marcó para toda la vida porque se iniciaba la batalla aérea y ahí empezamos a ver la realidad de la guerra”, rememoró la Veterana de Malvinas. De esos momentos de permanente arribo de heridos en combate hay un mismo recuerdo que comparten todas las veteranas. “Nunca nos vamos a olvidar que cuando se abrían las compuertas del Hércules o el Fokker y empezaban a bajar las camillas, sentíamos un solo llamado y precisamente no era un grito de dolor, sino que era llamando a la mamá”, relató.
“Así trascurrieron esos días difíciles, que para los que tuvimos el honor de poder participar y sentimos lo que es el horror de un conflicto bélico y el olor de la guerra, apostamos a la paz porque creo que es la única manera de salir adelante a través del diálogo”, ponderó.
“Casi nos borran de la historia”
Una vez finalizada la guerra las veteranas fueron también objeto de la desmalvinización que recayó sobre todos los soldados que participaron de la misma. Sin embargo, cuando la historia comenzó a reinvindicar el rol de los ex combatientes, a ellas las siguió excluyendo. “Allí estuvimos las mujeres, pero por esas cosas de la vida, de la historia y del patriarcado, nos olvidaron por muchos años”, explicó Alicia.
Para ella, una profunda depresión que padeció en 2010 terminó marcando el despertar de su lucha contra el olvido. “Ahí empezó mi cura y mi lucha por la visibilidad de la mujer en esos tiempos, contra aquellos que no querían, no quieren y no sé si querrán, que se diga a verdad. Que las mujeres participaron”, aseveró.
Tras varios años de lucha por lograr su visibilización, las Veteranas de la Guerra de Malvinas (VGM) fueron reconocidas por el Congreso de la Nación con una medalla de honor a través de la Ley Nacional N° 23.118, y como veteranas por la Fuerza Aérea. “Lo único que no tenemos, y parece que es la condición para que te consideren Veterana de Guerra, es la pensión”, indicó.
“Esto es una deuda de honor, es horrible ser un NN entre tus compañeros. Yo no soy quién para decir si me corresponde o no la pensión, lo que sí sé es que trabajo por la visibilidad de las mujeres en la guerra porque casi nos borrar de la historia”, resaltó Alicia, “pero con las piedras que me tiraron en el camino hice la escalera más grande y más firme, y llegué a la verdad”, concluyó.
Material fotográfico aportado por Alicia Reynoso.