Los vikingos habrían llegado a las costas de África mucho antes de que lo hiciera el portugués Bartolomé Díaz, considerado durante siglos el primero en llegar al continente.
Una flota vikinga emprende el viaje en medio de un mar tempestuoso. Foto: iStock
Durante siglos, se creyó que el primer explorador en llegar a las costas de África fue el navegante portugués Bartolomé Díaz en el siglo XV. Sin embargo, al parecer, unos exploradores procedentes del norte de Europa que se habían establecido en las Islas británicas, Islandia, Groenlandia y tan al oeste como Vinlandia (en Canadá), ya habían llegado a África mucho antes que el explorador portugués. Estos eran nada más y nada menos que los vikingos.
Los vikingos navegaron por vía fluvial a través de Ucrania y Rusia, donde fundaron el reino de Kievan Rus. Aventurándose hacia el sur por el mar Caspio y el mar Negro, lograron incluso a apostarse ante las murallas de Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, a la que pusieron en jaque. Asimismo, alrededor del año 859 d.C., los vikingos ya habían establecido los primeros contactos con las culturas africanas.
LOS VIKINGOS EN EL NORTE DE MARRUECOS
En el Libro de caminos y reinos, un texto de geografía del siglo XI (un texto fragmentado y que ha dado pie a numerosas interpretaciones), el geógrafo, botánico e historiador hispanoárabe Abu Abdullah al-Bakri describe a los vikingos como majus, un término utilizado para definir a los paganos y a los adoradores del fuego. Otras fuentes afirman que en el año 844 d.C. una gran flota vikinga se dirigió a la península ibérica y atacó el Reino de Asturias, el Emirato de Córdoba y territorios del Califato Omeya en Orihuela, Baleares y Rosellón.
Una flota de drakkars vikingos navega en alta mar. Foto: iStock
Según parece, tras estos ataques, la flota vikinga, liderada por el jefe Hastein y su protegido, Björn Ironside, hijo del rey vikingo Ragnar Lodbrok, dirigió su mirada hacia el emirato de Nekor, al norte de Marruecos, a finales del siglo IX. Los vikingos desembarcaron en la costa africana y viajaron hasta la ciudad de Nekor, descrita como uno de los mayores centros culturales árabes en la región del Rif. La ciudad fue saqueada durante ocho días y, según algunos textos, muchos de sus habitantes fueron tomados como esclavos mientras que en otros se afirma que Hastein compró blámenn, que significa «hombres azules», posiblemente tuaregs, para venderlos en los mercados de esclavos de Irlanda.
EL ADN DE UNOS RATONES DA LA PISTA
El asalto de Nekor es también mencionado por la crónica de Abdullah al-Bakri que lo describe así: «Majūs, que Dios los maldiga, llegaron a Nakūr en el año 244 (858–859). Tomaron la ciudad, la saquearon y esclavizaron a sus habitantes, excepto a los que se salvaron huyendo. Entre sus prisioneras estaban Ama al-Raḥmān y Khanūla, hijas de Wakif ibn-Mu’tasim ibn-Ṣāliḥ. Muḥammed los rescató. Los Majūs se quedaron ocho días en Nakūr». La misma historia está registrada por otros escritores, incluido el historiador andalusí del siglo X Ibn al-Qūṭīya, autores posteriores como Ibn Idhārī e Ibn Khaldūn, e incluso aparece una versión en la Crónica cristiana de Alfonso III de finales del siglo IX.
Pero los arqueólogos no habían hallado ninguna evidencia que respaldase la incursión vikinga en Nekor. Sin embargo, un estudio llevado a cabo en 2008, y que se publicó en la revista Proceedings of the Royal Society B, analizó los restos óseos de roedores de la isla de Madeira, no muy lejos de la costa africana, y los resultados sugieren que estos ratones podrían haber sido transportados en un barco vikingo que colonizó la isla entre 903 d.C. y 1036 d.C. El artículo también demostró las similitudes en el ADN mitocondrial de los roedores de Madeira con los de Escandinavia y el norte de Alemania, aunque, sin embargo no coincidían con los ratones analizados en Portugal. ¿Son estos ratones la prueba definitiva de la veracidad de esta épica historia?
Fuente: Historia National Geographic